La pel·lícula Danton, de Andrzej Wajda, es tracta d'un molt bon recurs per apropar-nos a un moment molt concret de la Revolució Francesa com és el Terror. Estem en concret al setembre de 1793, quan el Comité de Salut Pública instaurarà el Terror.
El diàleg següent, del minut 38:10, es la reunió que tenen Danton i Robespierre:
Dantón
(D. en adelante): ¿Qué quieres?
Robespierre
(R. en adelante): Quiero hablarte con franqueza.
D.:
¿Has hablado alguna vez de otro modo?
R.:
George, ¿por qué has ordenado que ataquen a Heron?
D.:
¿Y tú por qué has hecho detener a Beasain? ¿Por qué has
requisado su periódico?
R.:
Yo he de proteger al gobierno, ¿y tú? No te comprendo, ¿qué
jugada llevas entre manos, George?
D.:
Eso no es cierto, tú me conoces bien, soy puro como el agua de un
manantial.
R.:
Te están acechando un buen número de enemigos.
D.:
¿Tú también?
R.:
Si cesas en tus ataques te doy mi palabra de que no tendrás nada que
temer.
D.:
¿Acaso tengo algo que temer? Creía que no te gustaba el vino. Por
nuestra amistad. ¿Qué quieres de mí?
R.:
Me encanta tu franqueza. Quiero que anuncies públicamente que estás
con nosotros, George.
D.:
Eso es imposible
R.:
¿Por qué?
D.:
Porque no apruebo la labor del gobierno, estoy en mi derecho.
R.:
No tienes derecho a oponerte, sobre todo tú.
D.:
¿Pretendes que me sienta inferior a ellos?
R.:
¿Te consideras por encima del gobierno?
D.:
Cualquier individuo excepcional es superior a la masa, desprecio a
los Comités tanto como tú, pero yo lo reconozco. Nadie tiene
derecho a separarnos Maximilian, nadie. Ni los Comités, ni el
Gobierno, nadie. Separados caeríamos los dos, y si continuas con tu
ola de terror no te seguiré, nadie te seguirá, y el pueblo que nos
elevó destruirá la Revolución.
R.:
¿Y quién será el culpable?
D.:
Oh, yo no por supuesto y estoy seguro que tú tampoco. Pero si
nosotros no somos culpables lo serán las circunstancias.
R.:
Nunca he creído en las circunstancias.
D.:
Yo tampoco, yo tampoco. En el fondo tenemos las mismas convicciones.
R.:
Ahora ya no cuentan, hemos hecho la Revolución para darle al pueblo
la virtud de la igualdad.
D.:
¿Y te dedicas a cortar todas las cabezas que te sobrepasan? ¿Para
eso hemos luchado?
R.:
He tomado en mis manos la defensa del pueblo, hasta ahora nadie lo
había hecho.
D:
¿Contra quién?
R.:
Contra los hombres que no hacen sino enriquecerse a costa de la
Revolución. ¿Sí o no, George?
D.:
Maxim, Maxim, lo que pretendes hacer con los hombres es convertirlos
en simples héroes de novela, pero olvidas que somos de carne y
hueso, lo olvidas. Quieres elevarnos a una altura en que es imposible
respirar, resultado, aíslas la Revolución, la congelas. Incluso los
más adictos se retraen.
R.:
Entonces, ¿qué me aconsejas?
D.:
Hay que situar de nuevo las cosas a nuestro nivel, ahora,
inmediatamente.
R.:
Matar el proceso revolucionario, es matar a la Revolución.
D.:
Lo que quiere la gente es comer y dormir en paz, donde no hay pan no
existe ley, ni libertad, ni justicia, ni tan siquiera República.
Maxim, yo me cago en los Comités, pero te admiro, me gustaría tanto
poder seguirte, pero por ahí no.
R.:
Lo único que pretendo es ofrecer unas condiciones de vida digna al
80% de la población, no pretendo más que eso.
D.:
Para, te conozco, para. Aquí no estamos en la tribuna.
R.:
¿Qué?
D.:
No es solo eso lo que deseas, no es bueno que los mismos dirigentes
gobiernen durante mucho tiempo.
R.:
¿Aspiras al poder?
D.:
No necesito aspirar a él, lo tengo. Tengo el poder, el único que
existe, el verdadero, la calle. Porque yo comprendo a la calle y ella
me comprende a mí, no lo olvides jamás, no lo olvides.
R.:
No lo olvido, pero tú por tu parte no olvides que precisamente para
conseguir la felicidad de la calle no pienso retroceder ante nada.
D.:
¿Tú quieres la felicidad de la calle? Ni siquiera conoces al
pueblo, ¿qué sabes tú del pueblo? Nada, mírate, no bebes, llevas
peluca de pisaverde, a la vista de una espada te desvaneces y jamás
te has acostado con una mujer. ¡¿En nombre de quién hablas?¡
¡Quieres la felicidad de los hombres y tú no lo eres! ¿Te interesa
conocer al pueblo? ¿Quieres dar una vuelta conmigo por las calles?
Discúlpame, siempre he sido brutal y maleducado, esta noche me he
despertado y me he dicho que, que intenten separarnos a los dos, que
nos tomen como enemigos no tiene sentido, no tiene ningún sentido.
Hay que evitar eso, evitarlo inmediatamente.
R.:
Entonces, haz lo que te pido.
D.:
¿Qué quieres que haga?
R.:
George, hazme caso y ponte a nuestro favor.
D.:
Me fui al campo para reflexionar y analizar bien las cosas y he de
decirte con franqueza, con toda franqueza, que prefiero ser
guillotinado que guillotinador.
R.:
¿Qué dices? Estás completamente borracho.
D.:
Si tú lo dices. Maxim, ¿ves esta cabeza? ¿La notas? Pues te verás
obligado a decapitarla.
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